Ato Rodríguez te guía en una experiencia genuina con caballos para conectar con tu esencia en Arucas, Gran Canaria.
Cuando llegaste vi a una persona nerviosa y con los hombros caídos.
Cuando llegué vi un páramo polvoriento y mientras avanzaba hacia los caballos iba concentrada en mis pensamientos.
Te di la bienvenida y me sonreíste, pero se notaba que necesitabas tiempo para adaptarte a un entorno nuevo.
Entraste tímidamente al cercado donde pastaban los caballos. Notaron tu presencia pero no se inmutaron al verte.
¿Puedo tocarlos?
¿Por qué no?
No quiero molestarlos mientras están comiendo.
Lo decía porque a mi gato no le gusta que lo acaricie mientras come.
¿Tú ves a un gato?
No, pero es un animal y pensé que...
¿Dirías que todos los animales son iguales?
El caballo es un animal de huida que solo vive en el presente. No juzga, no proyecta nada sobre otros seres vivos. Solo "existe".
¿Crees que tú estabas proyectando tus miedos sobre el caballo?
Pues... puede ser.
¿Proyectas tus miedos en tu vida cotidiana?
Vaya, ahora que lo pienso...
¿Crees que esos miedos son reales?
Las respuestas siempre están en ti y son para ti. Lo que vas a vivir aquí ya lo intuías... los caballos solo te acompañarán en el camino.
De repente me sentí más cómoda, mis hombros ya no estaban caídos y acariciaba tranquilamente a Llanero, uno de los caballos más veteranos.
El sol del mediodía apretaba con fuerza. Llanero se dirigió hacia una tinaja repleta de agua y, en el camino, me movió hacia un lado con su lomo vigorosamente para que me apartara.
¿Por qué me empuja hacia un lado?
¿A veces sientes que la vida te empuja de un lado para otro?
La pregunta es: ¿por qué te dejas empujar?
Me quedé paralizada por la pregunta. Me había sentido así muchas veces pero nunca me había parado a pensarlo detenidamente.
¿Y si en lugar de pensar empiezas a estar presente?
¿Te habías fijado que caminas de puntillas?
El caballo es sensible a tus movimientos, a tu actitud...
Y te devuelve lo que necesitas para avanzar.
Por primera vez alcé la vista y vi un cielo azul precioso. Respiré hondo y sentí cómo el aire puro entraba en mis pulmones. Cerré los ojos y sentí una leve brisa que apaciguó ligeramente el calor del ambiente.
Noté que mi respiración estaba más calmada. La sensación de inquietud había desaparecido y mi corazón latía con ritmo sereno.
Sentí una paz interior que hacía mucho que no experimentaba.
¿Habían sido los caballos?
¿Estaba viviendo por primera vez?
¿Había conseguido estar en el aquí y el ahora?
Empecé a caminar con paso firme, sin mirar atrás...
Podía oír cómo Llanero me seguía. No me hizo falta voltear la cabeza, ya nada podía apartarme de mi camino, sentía que podía con todo...
Llanero lo sabía desde que llegué, solo faltaba que yo también lo creyera.
Ato Rodríguez
Centro Hípico de Arucas
Ctra. Enlace Arucas - Autovía del Norte, 22
35400 - Arucas - Gran Canaria - España